lunes, 12 de agosto de 2013

Desde que se incrementó el número de universidades que dictan la carrera de Odontología en nuestro país, se habló de la necesidad de regulación y del peligro para la calidad en la formación de un profesional médico como el cirujano dentista. El Estado reaccionó con las carreras de Medicina y Pedagogía, sin considerar al resto de las profesiones en la regulación de la calidad, las que solo son determinadas por el mercado.

Odontología: Una profesión en crisis.

Por Dr. Roberto Irribarra Presidente Colegio Cirujanos Dentistas de Chile

05/08/2013


La creación de nuevas carreras nos llevó a una cantidad inimaginable: Chile llegó a tener 34 escuelas de Odontología con una oferta de 1.600 vacantes para primer año. Hoy, están egresando cerca de 1.200 dentistas por año y tenemos a más de 12.000 personas estudiando la carrera. Chile tiene 18.000 dentistas recibidos.
El mercado laboral de los cirujano dentistas en Chile esta compuesto por los cargos públicos, que tiene ocupados a cerca de 4000 dentistas, y el mercado privado, que absorbe al resto. Esto ha provocado un mercado laboral con sobreoferta de dentistas para cada cargo que se produce. La mayoría de los cargos que se producen en el sector privado son en base a contratos de honorarios por producción y no consideran pagos previsionales ni derechos laborales. Este tipo de contratos se esta dando incluso en el sector público y de las Fuerzas Armadas. El sector público no aumenta los cargos y si lo hace, es en una mínima proporción.
Es parcialmente cierto que el estado de salud catastrófico de los chilenos podría justificar un aumento de la cantidad de cirujano dentistas en el País, pero si eso no va acompañado de un aumento de los recursos públicos y privados para proveer atención odontológica, este incremento solo implica un deterioro de las condiciones laborales de los dentistas y de la calidad de sus servicios, por no contar con los recursos necesarios para insumos, equipamiento, actualización, sueldos y derechos previsionales propios y de su personal.

La cantidad de dentistas en promedio que tienen los países de la OCDE es de 1.200 habitantes por dentista. En estos países existen sistemas de control de la calidad de los egresados y sistemas de control de la cantidad de dentistas que tiene el país, la que no pueden afectar el mercado laboral, ya que ello está relacionado con la calidad de los servicios que reciben los pacientes. Chile tiene una relación de 1 dentista cada 950 habitantes y con los alumnos que están estudiando la carrera llegaremos el 2018 a una relación de 1 dentista cada 550 habitantes. Esta proporción da lugar a un deterioro sin precedentes e inaceptable de un mercado laboral que ya estaba estabilizado el 2.000, con 1 dentista cada 2.000 habitantes, que es lo que recomienda la OMS para países en desarrollo como el nuestro.
Hemos insistido taxativamente en la necesidad de la acreditación obligatoria de nuestra carrera, para la que son pertinentes todas, las mismas consideraciones de la carrera de medicina en el sentido de la necesidad del estado de cuidar la calidad de la atención en salud para los ciudadanos del país. Esperamos que esta insistencia cuente con la participación decidida de ACHEO y el resto de las escuelas de Odontología del país.
Respecto de la calidad de los egresados de las universidades chilenas y de los extranjeros cirujano dentistas que ingresan al país, hemos insistido en el examen nacional de odontología como obligatorio y habilitante para el ejercicio de la profesión. Al no tener todas las carreras de Odontología acreditadas, no tenemos ningún filtro para conocer la calidad de quienes egresan de la carrera de Odontología, sino es por medio de lo que el mercado detecte al conocer los reclamos o juicio éticos o civiles que se lleven contra los dentistas en ejercicio. Este sistema implica que muchas personas pueden sufrir las consecuencias de una mala preparación, antes de que la calidad del dentista sea evaluada por algún medio.
Con los dentistas extranjeros, el filtro es solo administrativo en las oficinas del Ministerio de Relaciones exteriores. Necesitamos un sistema de control de calidad que no discrimine entre los pacientes del sistema público y el sistema privado, que, en el caso de Chile, es el que presta el 70% de las atenciones odontológicas que se dan en el país.
Para peor, los colegios profesionales no tienen la tuición ética de sus profesionales por la falta de voluntad política de distintos gobiernos que no han querido devolver a estas organizaciones el rol contralor de sus respectivas profesiones. La evolución de los conceptos éticos y los dilemas bioéticos que se presentan a diario en las ciencias biomédicas, no puede dejarnos indiferentes. El Estado no tiene la capacidad de implementar un sistema de control ético para todas las profesiones, en cambio, los colegios profesionales sí son capaces y la experiencia internacional lo demuestra.
Hay que pasar, entonces, a pensar la situación desde el mayor beneficio para el país. La cobertura de la atención odontológica es un drama que no ha sido enfrentado con la debida seriedad. El Ministerio de Salud no cuenta con una Dirección Odontológica Nacional, que dé cuenta de problemas de salud que aquejan al 98% de los beneficiarios del sistema público. Hemos tenido avances importantes como la incorporación reciente de acciones odontológicas para jóvenes entre los 12 a los 18 años a la libre elección de FONASA después de 20 años de estar solicitándola. Pero las enfermedades bucales, que van desde la caries dental hasta el cáncer bucal, no tienen programas que permitan una cobertura efectiva para todos los beneficiarios y la mayoría de ellos ha concluido que llegar a los 40 años con pocos dientes o a la vejez sin ninguno, es normal y se debe aceptar como parte de la condición de ser viejo o pobre.
El estado de salud bucal es hoy uno de los signos más claros de la inequidad en nuestra sociedad. Debemos conocer el real estado de ella, conocer los programas que sean más efectivos para enfrentar esta realidad e implementarlos desde una planificación nacional seria y basada en atención oportuna y de calidad para todos los chilenos.


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