¿Por qué
Finlandia tiene el mejor Sistema Educativo del Mundo?
- Sistema Educativo de Finlandia
- Educación como clave de competitividad
en Finlandia
- ¿Por qué Finlandia tiene la mejor
educación del mundo?
- Conclusión
Características:
El
sistema educativo finlandés es un sistema igualitario: la escolaridad es
obligatoria de los 7 a
los 16 años (los alumnos acuden a la escuela local). Es gratuita a tiempo
completo para los estudiantes y esta gratuidad incluye la asistencia sanitaria
y el comedor (con una comida diaria que debe cubrir alrededor de un tercio de
las necesidades nutricionales diarias del alumno) para las escuelas primaria y
secundaria. Durante toda la escuela elemental (peruskoulu) de 7 a 16 años, todos los libros y
materiales escolares son gratuitos y dados por el mismo centro. Los alumnos que
viven lejos de la escuela - a más de 5km - pueden pedir el reembolso del coste
del transporte. Los alumnos que tienen dificultades de aprendizaje pudiendo
también beneficiarse, en el mismo centro, de la ayuda de un profesor
especialista (eritysopettaja), que puede ir a clase para guiarlo o bien
trabajar con él de manera separada.
A
partir de la encuesta internacional PISA sobre los sistemas educativos de la OCDE, Finlandia recibe
regularmente las mejores calificaciones a escala mundial. En 2003 los alumnos
finlandeses de 15 años figuraban en el primer lugar del ranking mundial en
cuanto a competencias lingüísticas y científicas, y se clasificaron en segunda
posición en cuanto a resolución de problemas. En cuanto a los estudios
superiores, el FEM (Foro Económico Mundial) situó Finlandia primera en el
ranking mundial en cuanto a número de matrículas y calidad, y en segundo lugar
en la enseñanza de las matemáticas y las ciencias. En los estudios que se hacen
para analizar los motivos de estos buenos resultados se ponían de relieve el
alto grado de responsabilidad de los alumnos, la ausencia de estrés en un
sistema donde no se puede repetir curso y la calidad de la formación de los
docentes.
Es
importante considerar que los docentes del sistema público son elegidos
directamente por la directiva del centro educativo. Esto permite que cada
centro pueda crear los mejores equipos de trabajo y buscar a los profesores que
mejor encajen en su proyecto educativo real. Los fondos que recibe cada centro
son proporcionales al nivel de calidad que estos ofrecen.
Finlandia es según el último Índice de Competitividad
Global (ICG) del Global Economic Forum el tercer país más competitivo del
mundo, subiendo un puesto en relación al año anterior. Las razones de esta
excelente clasificación son varias: el buen funcionamiento de sus instituciones
públicas, su transparencia, su capacidad de innovación, su buen sistema de
salud y, en especial, su extraordinario
sistema educativo.
Finlandia ocupa el primer puesto en educación
primaria, así como en educación superior y formación en el ICG, resultado de un
fuerte énfasis en la educación en las últimas décadas. Esto ha proporcionado a
la fuerza laboral con las habilidades necesarias para adaptarse rápidamente a
un entorno cambiante y ha sentado las bases para sus altos niveles de adopción
tecnológica y de innovación. Finlandia es hoy uno de los países más innovadores
de Europa, ocupando el segundo puesto en la tabla, sólo por detrás de Suiza.
Desde que la OCDE
comenzara en el año 2000 a
elaborar su informe PISA, Finlandia ha acaparado los primeros puestos del
podio en Europa por su excelente nivel educativo.
Resultados del Informe PISA en 2006.
Fuente: OCDE
Para poder desarrollar adecuadamente las razones por
las cuales Finlandia tiene el mejor modelo educativo del planeta nos
centraremos en cinco aspectos clave: la figura del profesor, el método
educativo, los centros educativos, la cultura educativa y la política en
materia de educación.
1. La figura
del profesor/a:
Sin duda el aspecto más relevante del éxito educativo
en Finlandia es la gran valoración que
recibe la figura del profesor. Aun cuando su sueldo medio (tras 15 años
de profesión), es de 37,455 dólares anuales (datos de 2010), no sea muy
elevado (de hecho menor que otros países europeos, incluso menor que en
España donde el sueldo en 201o tras 15 años de experiencia laboral era de,
42,846 dólares, sin incluir los recortes sufridos desde 2010), el prestigio que
posee en la sociedad finlandesa hace que dicha profesión sea una de las más
solicitadas por los estudiantes. Tal es la demanda de esta profesión que son admitidos en las facultades menos del 10%
de los aspirantes, lo que implica que para el acceso se requiera una
nota elevada y una prueba de selección.
Para ser maestro se necesita una calificación de más de un 9 sobre 10 en sus promedios de bachillerato y de reválida
y se requiere además una gran dosis de
sensibilidad social (se valora su participación en actividades sociales,
voluntariado…). Cada universidad escoge después a sus aspirantes a profesores
con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un
resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase,
una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de
aptitudes tecnológicas.
Niños haciendo trabajos manuales
bajo la atenta mirada de su profesor. [Foto: Eudemic.com]
La carrera de magisterio tiene una duración de cinco años (en España son
tres), pues se le exige a todo maestro que además de los tres años de
licenciatura se cursen obligatoriamente dos
años de un máster de especialización. La formación es muy exigente ya
que el objetivo de la misma es preparar a los universitarios para que se
conviertan, más que en profesores, en expertos en educación. Al final de la
carrera los alumnos más brillantes
suelen dedicarse a la enseñanza infantil, a la que se considera la etapa
decisiva para que el resto del proceso educativo sea bueno.
Los profesores no solo enseñan materias en los
colegios. En muchos pueblos finlandeses a menudo la gente visita a sus
profesores para pedirles consejo sobre todo tipo de asuntos. La comunidad
confía en los profesores porque saben que han sido muy bien preparados ya que los alumnos con mejores resultados son los
únicos que pueden acceder a la docencia.
The Finland Phenomenon
“Los políticos, los pedagogos, los empresarios, los
estudiantes… Todos saben que la educación es el principal recurso del país para
competir en el mercado internacional y para construir una ciudadanía cívica”,
dice Tony Wagner en el más que recomendable documental “The Finland
Phenomenon: Inside The World’s Most Surprising School System”.
“Hace unos años el sistema estaba mucho más
centralizado pero descubrieron que los resultados eran mejores si cedían más
poder y autonomía a los colegios”, expone Wagner. Esa es una muestra de la
confianza de la población en el sistema.”
2. El método
educativo:
El método educativo finlandés destaca por varios
elementos novedosos. El primero de ellos consiste en que la escolarización se produce a los siete años,
más tarde que en muchos países europeos. Esta decisión se atribuye a que no es
hasta los siete años de edad cuando los niños llegan a una madurez intelectual
suficiente que les permita asimilar y comprender la información que van
recibiendo.
Durante los primeros seis
años de la primaria los niños tienen en todas o en la mayoría de las
asignaturas el mismo maestro, que vela por que ningún alumno
quede excluido. Es una manera de fortalecer su estabilidad emocional y su
seguridad. Hasta quinto no hay calificaciones numéricas. No se busca fomentar
la competencia entre alumnos ni las comparaciones.
Que ningún chico se quede atrás:
Otra gran característica del sistema finlandés es la atención personal dedicada a cada niño,
y especialmente a los que van atrasados. De hecho, uno de los mayores aciertos
de los colegios finlandeses es que prestan mucha atención a la evolución del
alumno desde el comienzo, intentando atajar los problemas de orden académico en
los primeros años de escolarización, cuando es más fácil solucionar las
dificultades. Aun cuando sigan las clases junto con los demás, los chicos que
van más atrasados tienen un tutor personal y clases de apoyo según los
diferentes niveles de necesidad.
Los niños tienen menos horas
lectivas que en otros países. A parte de eso se considera
que los niños finlandeses, a diferencia de lo que sucede con los niños
orientales, deben jugar el máximo tiempo posible para que gocen de su infancia.
Los alumnos solo acuden a clase durante 4 o 5 horas al día durante sus dos
primeros años de clase. En total, suman 608 horas lectivas en primaria, frente
a las 875 horas de España, con deberes en casa que no son excesivos. En
casa es donde empiezan a aprender la lengua y a socializarse. En el colegio la
socialización sigue siendo muy importante. La relación con el profesor es
fundamental y resulta muy cercana porque no hay más de 20 alumnos por clase. El
número de matriculados en un colegio también es muy reducido.
En Finlandia los profesores del colegio no transmiten
información, enseñan a pensar.
La metodología ha abandonado las memorizaciones
típicas del sistema educativo de la Ilustración y hace énfasis en el desarrollo de la
curiosidad, la creatividad y la experimentación. No es una cuestión de
transmitir información, sino que es más
importante aprender a pensar.
La tipología de clases, lejos de convertirse en una
clase magistral fundamentalmente unidireccional, se convierte en un debate abierto donde los profesores fomentan
mucho la participación. Los profesores finlandeses trabajan mucho en grupo con sus alumnos,
buscando retroalimentación de
los mismos y realizando clases participativas,
donde el ambiente es relajado y tolerante.
Además, el profesor está forzado a ir renovando sus
clases y métodos de enseñanza para atraer la atención de los alumnos, actualizando y vinculando aquello que enseña
en el aula con sucesos reales y formas que motiven a los estudiantes.
Por ello en las clases se proyectan vídeos de YouTube, se preparan temas
investigando en Wikipedia o Facebook, utilizan cómics y escuchan música. No
existe una vida dentro del aula diferente a la vida detrás de sus puertas, y la
tecnología, igual que ocurre en sus casas, se utiliza a menudo en clase.
El profesor, además, recibe evaluaciones y feedback por parte de otros profesores más experimentados
en el modo en que imparten sus clases para que éstos puedan mejorar su método
educativo.
3. Los
centros educativos
Cada colegio tiene autonomía para organizar su
programa de estudios. La autonomía de
los colegios se enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe
como algo gratuito e igual
para todos. Los niños tienen acceso a centros de enseñanza similares y
no pagan por el material. Los colegios proporcionan libros, ordenadores e
incluso la comida. La planificación educativa es consensuada entre los
profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las propuestas
de los docentes, informan de sus intereses y participan en la organización del
curso. Un hecho que puede atribuirse a un sistema basado en la transparencia, el cual rige también
las instituciones públicas del país.
Otro elemento significativo con el que cuenta el
sistema finlandés es, según José Antonio Marina, el trabajo integrado de todos los estratos del
sistema educativo. Mientras que en España los niveles de enseñanza están
completamente separados (“primaria y secundaria no trabajan juntos y secundaria
y la universidad no lo hacen en absoluto”) allí están acostumbrados a organizar
el sistema educativo como un todo, “por lo que la colaboración para mejorar los
planes de estudio es muy grande”.
4. La
cultura educativa:
“El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la
escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, ludotecas, cines…)“,
explica Javier Melgarejo. Los tres engranajes están ligados y funcionan de
forma coordinada. “Los padres tienen la convicción de que son los primeros
responsables de la educación de sus hijos, por delante de la escuela” y
complementan el esfuerzo que se hace en el colegio. “En Finlandia el 80% de las
familias van a la biblioteca el
fin de semana”, añade Melgarejo, para quien este estímulo de la lectura en casa
resulta fundamental.
Existe una herencia cultural luterana basada en la responsabilidad que
fomenta la disciplina y el esfuerzo, a la que también acompaña una climatología que empuja a
encerrarse en casa, pero estos factores también están presentes en otros países
vecinos, como Suecia o Dinamarca, que disfrutan de mayor nivel económico y sin
embargo figuran varios puestos por debajo en PISA. “No son las variables socioeconómicas las determinantes“, subraya
Melgarejo.
5. Las
políticas en materia de educación
Las ventajas que proporciona el modelo finlandés a sus
estudiantes provienen de su gasto público, que representó en 2009 el 6,8%
del PIB (el 5% en España). Así, la enseñanza obligatoria es gratuita en todos
sus conceptos, desde el material hasta los gastos de comedor, e incluso el
colegio ha de garantizar el transporte en el caso de que los niños deban
desplazarse al centro desde una distancia superior a los 5 km. También los estudios
universitarios son gratuitos, incluidos aquellos destinados a los adultos que,
contando con un trabajo, quieren reciclarse o simplemente mejorar su formación.
Todo ello para que aprender en
Finlandia no sea un problema de dinero.
En Finlandia la educación es uno de los temas sobre el
que existe consenso político respecto
a su importancia, lo que supone una estabilidad en el sistema educativo que permite que éste se
desarrolle completamente, pueda evolucionar y madurar dentro de los mismos
parámetros. Por contraposición, España ha sufrido 6 o 7 cambios relevantes en
su sistema educativo, desde la LEG
hasta la LOE,
pasando por la LOGSE.
Harri Skog, secretario
de Estado de Educación de Finlandia desde 2006, resumía en una frase la
importancia de este proceso: “La educación es la llave para el desarrollo de un
país”. Por eso el país nórdico dedica del 11 al 12% de los presupuestos del
estado y los ayuntamientos a financiar este modelo de educación. Pero este
gasto se hace de un modo eficiente. Tal y como indica Javier Megias “el gasto
medio por alumno entre España y Finlandia es similar y no se
encuentra en niveles exorbitados, apareciendo diferencias relevantes sólo
cuando se alcanza la
Educación superior.”
El sistema social finlandés contribuye además
con numerosas ayudas oficiales a
las familias para que puedan conciliar su trabajo y la atención a sus
hijos y, con ello, continuar con su dedicación y empeño educativo también en el
hogar.
El modelo educativo finlandés está pensado
principalmente para que “nadie se quede atrás” confiriendo un sistema educativo
que presta atención a cada pequeño detalle para favorecer que el finlandés
medio tenga un nivel educativo alto o muy alto. Aunque el sistema tiene un nuevo reto a superar, identificado ya
por parte de las autoridades educativas del país: la necesidad de
centrarse más en los alumnos con mayor potencial para incrementar aún más
sus resultados y habilidades, consiguiendo así estudiantes sobresalientes que
destaquen por su excelencia y sobresalgan entre las élites profesionales y
académicas mundiales.
Autor:
Lic. J. A
Gómez Giménez