La increíble estafa de las AFP
explicada paso a paso
Publicado por “Clarín” – 10 febrero 2015
Demuestra, para empezar, que
de cada tres pesos que recauda el sistema, tanto por la vía de la cotización de
los afiliados como de subsidios del Estado, dos se quedan enredados entre los
administradores y los grandes grupos financieros, que en la práctica son los mismos,
precisamente el principal de los motivos por los cuales el sistema paga
pensiones tan bajas.
Enseguida, el estudio
comprueba que en 2012, las cotizaciones más que duplicaron el monto de las
pensiones pagadas por las AFP y compañías de seguros, y el Estado aportó
adicionalmente, subsidios equivalentes a dos tercios de éstas. A pesar de ello,
o más bien por lo mismo, los montos de las pensiones son inciertos, pues
dependen de las veleidades de los al fondo de pensiones.
Además, éste se reduce en
razón inversamente proporcional al aumento de la expectativa de vida de la
población.
En tercer lugar, el estudio
traza una síntesis magistral de la naturaleza y la lógica interna del sistema
privado de pensiones: un sistema de ahorro forzoso concebido para extraer
recursos del factor trabajo, y transferirlos directamente a los propietarios
del capital.
Sin embargo, tal vez la
conclusión más importante del estudio consiste en la demostración de que si se
devuelve el sistema previsión a la administración del Estado, no sólo se podría
duplicar el monto de las pensiones, hasta igualar las pensiones que actualmente
paga el sistema público, sino que incluso en ese caso, habría un considerable
ahorro en el gasto fiscal.
Del desarrollo de esas
conclusiones del estudio versa la siguiente entrevista a su autor, el
economista Manuel Riesco.
- ¿Qué metodología utilizó en
el estudio?
“Lo que hace el estudio es
visualizar el sistema en su conjunto, incluyendo AFP’s y compañías de seguros
que lo conforman, y analizarlo como si fuera una gran alcancía, que por otra
parte, es lo que el sistema dice ser, a la cual los afiliados entregan aportes
todos los meses y el fisco entrega subsidios, ambos en dinero efectivo; y por
otro lado, de esta alcancía se sacan todos los meses, pensiones y beneficios
que el sistema paga a través de las AFP, o las compañías de seguros, en forma
de rentas vitalicias. Lo que hace el estudio es analizar cuánto dinero entra, y
cuánto sale, y por esa vía, llega a la asombrosa conclusión que los aportes
triplican las pensiones que se pagan. En otras palabras, los aportes de los
afiliados y los subsidios del fisco son tres veces mayores a las pensiones que
paga el sistema”.
- ¿Determina el estudio donde
se van los dos tercios restantes?
“Bueno, a alguna parte tendrá
que ir, porque esta alcancía debería estar repleta de dinero, en el símil de la
bóveda de Tío Rico. Sin embargo, tú abres la alcancía y encuentras que no hay
un solo pesos de dinero en efectivo. Sin embargo, entran todos los meses, miles
de millones de pesos, y sale una tercera parte en pensiones. Por tanto, la
cantidad de dinero que debería haber adentro, es gigantesca. En consecuencia,
alguien lo está sacando, porque adentro no hay plata”.
- Lo que hay son títulos de
deuda, imagino…
“Lo que tu encuentras adentro,
son papeles. Abres la caja que dice La Polar, y encuentras una serie de papeles
firmados por los ejecutivos de La Polar, que dicen que ellos han recibido
préstamos de las AFP, o sea pagarés, y que lo van a devolver con gigantescos
intereses. O son acciones de La Polar, que la AFP compró a buen precio. Bueno,
hoy los pagarés y las acciones de La Polar no valen nada, porque como sabemos,
La Polar era un gigantesco fraude”.
- Y la pérdida la hacen los
afiliados…
“Por supuesto. El dinero
contante y sonante fue a La Polar, y lo que queda son estos papeles que no
valen nada. Soquimich, por ejemplo, es una de las cajas más grandes que hay
adentro. Ha recibido cualquier cantidad de dinero de las AFP. Con eso, Ponce
Lerou tomó control de la empresa estatal. Hoy sabemos que el valor de las
acciones de Soquimich ha sido inflado. Enersis era la caja más grande, porque a
través de este dinero contante y sonante, Yurasczek tomó el control de Endesa,
de Chilectra y formó un imperio, que después vendió a Endesa España, con un
gigantesco beneficio para él. Lo que quiero decir, es que son cajas con
papeles. Hay alguna caja que dice Estado de Chile, que contiene bonos de
Estado, que dicen que Estado va a devolver esta plata que les prestaron las
AFP, con el correspondiente interés. Esa caja es alrededor de un quinto del
fondo. Hay otra caja más chiquitita, equivalente más o menos a un 2%, que son
bonos hipotecarios”.
- Con la desvalorización de
los títulos de deuda o las acciones, ¿podría hipotéticamente el sistema entrar
en default, o crisis de pagos?
“Difícilmente va a entrar en
crisis de pagos, si todos los meses está entrando el triple de lo que sale. Lo
que puede suceder, y de hecho sucede, es que lo que está acumulado teóricamente
ahí, no vale lo que dicen que vale. Así pasó, por ejemplo, en 2008. La suma de
todos estos papeles es el fondo de pensiones, que tiene un valor. Pero ese
valor es una idea abstracta, porque no es dinero. Es lo que valen hoy esas
acciones y esos bonos. Pero eso depende de muchas cosas. En 2008, esos papeles
perdieron un tercio de su valor…
- Quedó pendiente la respuesta
acerca de dónde se quedan los dos tercios de lo que recauda el sistema, que no
van a pensiones…
“Voy a eso. pero primero
quiero completar las cifras gruesas de lo que entra y lo que sale, porque son
muy significativas. El total de lo que entra, triplica lo que sale. Pues bien,
sólo lo que ha puesto el fisco, equivale a las tres cuartas partes de las
pensiones que se han pagado. Es decir, el fisco ha financiado con subsidios, y
con dinero contante y sonante, tres cuartas partes de las pensiones que ha
pagado el sistema AFP. Si hacemos la comparación de las cotizaciones de los
afiliados con las pensiones que se pagan, veremos que las cotizaciones de los
afiliados -sólo las obligatorias- duplican las pensiones que se pagan. Ese es
el cuadro. Tú preguntas dónde se va el dinero. Hay un chorro grande que se va a
los grupos financieros que emiten estos pagarés y estas acciones. La alcancía
está llena de estos papeles que emiten los grupos financieros, que han recibido
a cambio, dinero contante y sonante. Hay otra manguera que sale de este
chanchito, y va a los administradores del sistema, es decir, las AFP y las
compañías de seguros.
- Recuerdo que en un estudio
anterior, ustedes precisaban que uno de cada tres pesos recaudados por el
sistema, iban a las AFP y compañías de seguros…
“Exactamente…y ahora lo
confirmamos. Incluso más de uno de cada tres pesos que ponen los afiliados se
va para allá. Otra comparación interesante es que lo que han sacado en primas y
comisiones las AFP y compañías de seguros, equivale, o se acerca mucho, a lo
que han pagado en pensiones. En otras palabras, el chanchito tiene, por una
parte, lo que le ponen los afiliados y el fisco todos los meses, y por otra,
una tetita no muy grande que va a los pensionados, en pensiones muy magras y
miserables, como reconoció incluso uno de los panegiristas del sistema. Resulta
que las AFP y compañías de seguro, que son en el fondo cinco empresas, se
llevan tanto dinero como el millón de afiliados que hoy cobran pensiones”.
- A la luz de esas cifras, el
sistema es un verdadero escándalo…
“Es un sistema de ahorro
forzoso, en que se saca dinero del bolsillo de los afiliados, equivalente al
13% del sueldo, y se saca, por otro lado, una parte significativa de los
ingresos fiscales, es decir, del IVA y los excedentes de Codelco, y se traspasa
directamente a los bolsillos de las AFP y compañías de seguros y a los grandes
grupos financieros”.
- ¿Ese era el sentido último
de la reforma de 1981 que privatizó el sistema de pensiones; es decir, crear un
mecanismo para trasferir renta del trabajo al capital?
“Evidentemente. Ese era el
sentido: echarle el guante a las cotizaciones previsionales. Eso es el
sistema”.
- Después de treinta años de
experiencia ¿lo calificaría como un fracaso total?
“Hay que calificarlo como lo
que es: un sistema de ahorro forzoso, porque esto va a continuar así para
siempre, salvo, naturalmente, que lo cambiemos. Está diseñado para esto. No es
que en algún momento el chanchito empiece a desinflarse, y estos papeles se
vayan a transformar en dinero en efectivo, que se pague en pensiones, que por
otro lado, sería lo lógico, ¿cierto? No. El chanchito va a seguir engordando de
papeles, porque siempre los aportes de los afiliados y el fisco van a ser mucho
mayores que las pensiones que paga el sistema. Por tanto, siempre el dinero
cotizado por los afiliados y contribuido por el fisco se va a ir a los grandes
grupos financieros, y una parte equivalente a las pensiones se va a ir a los
administradores del sistema, o sea, AFP y compañías de seguros”.
-Por la vía de la reforma,
pero sin alterar su lógica y su esencia de acumulación individual ¿se pueden
mejorar las pensiones?
“No, porque lo que está
ocurriendo es que constantemente se está yendo el dinero para otro lado. El
dinero de las pensiones, el dinero que se contribuye para pagar pensiones, en
realidad no se usa para pagar pensiones, sino en una pequeña parte. Dos tercios
de la recaudación se usan para otros fines: traspasar recursos de los
trabajadores a los grupos financieros, y remunerar a los administradores, vale
decir, AFP y compañías de seguros”.
- Siempre dentro del sistema,
y por la vía de la regulación ¿se podrían cambiar las proporciones?
“Dentro de la lógica de ahorro
forzoso del actual sistema, no. Lo que hay que hacer es taponar el sistema, de
forma que el dinero que se contribuye para financiar pensiones, se ocupe para
pagar pensiones. Así de simple. En otras palabras, hay que ponerle un tapón a
lo que se está yendo hacia los grupos financieros, y otro tapón para lo que se
están llevando los administradores, porque todo esto lo puede administrar el
INP o el IPS, sin mayor costo. Y eso lo transforma en un sistema de reparto”.
- Una de las partes que me
llamó la atención del estudio, remite a los cálculos acerca del cambio de
sistema, a la modalidad de reparto. Según el estudio, al Estado le sale mucho
más barato hacerse cargo de la administración del sistema, y de pagar las
pensiones, en esencia, un sistema de reparto, lo cual permitiría, además de
mejorar las pensiones, un enorme ahorro fiscal. Quisiera que desarrollara este
punto…
“Es fácil. Si se termina el
sistema, se ponen estos dos tapones, y se transforma en un sistema de reparto,
en que el dinero que entre se use para pagar pensiones, cuál sería el balance.
Anualmente están entrando 5,8 billones de pesos (millones de millones, n. de la
r.), entre aportes de los afiliados y el fisco, que son como 4,4 billones, y
subsidios fiscales, que suman 1,4 billones más. Total, 5,8 billones. Esos
recursos ya no a irían a parar a los grupos financieros o a los administradores
del sistema, sino quedarían en la alcancía, en el chanchito, y serían
administrados por el fisco. El fisco recuperaría estos 5,8 billones de pesos, y
por supuesto tendría que hacerse cargo de pagar las pensiones que pagan las
AFP, y seguiría pagando los subsidios que reciben esas personas. Pero tendría
que pagar sólo las pensiones que pagan las AFP, puesto que las rentas
vitalicias que pagan las compañías de seguros, tienen que seguir pagándolas las
compañías de seguros, porque se quedaron con todos los fondos de los afiliados.
Si no, tendrían que devolverlos. El Estado tendría que hacerse cargo de las
pensiones que pagan las AFP, y los subsidios que reciben unas y otras, o sea,
los que pagan las AFP y las compañías de seguros. Eso sumó 1,1 billones de
pesos, el año pasado. Por lo tanto, el balance neto sería un excedente de 4,7
billones de pesos anuales, que equivalen al 3,6% del Producto Interno Bruto de
2012. Eso permitiría duplicar todas las pensiones que paga el sistema de AFP,
para igualarlas con las que paga el sistema público. El resultado es que el
Estado recibiría un 3,6% del PIB, lo que equivale a aumentar en 10% los
ingresos fiscales generales. Con esto, el Estado podría duplicar las pensiones,
que es hoy una demanda masiva del millón de personas que hoy reciben pensiones
del sistema de AFP. Tú no puedes tener un país sin pensiones. Esto es
insostenible”.
- En 2016 jubila la primera
cohorte de los trabajadores que se cambiaron al sistema de AFP, en 1981. Cuando
sean no un millón, sino tres o cuatro millones de trabajadores que comprueben
en carne propia lo que aquí estamos hablando ¿Cree que el peso de la crisis
política que eso implica obligará a cambiar el sistema?
“Sin la menor duda. Hay que
arreglar esto, y no se puede arreglar sin terminar con este escándalo. El
sistema ya tiene un millón de jubilados, es decir, empezó a jubilar gente desde
los años ochenta, con gravísimo perjuicio para todos ellos. Lo que sucederá a
partir de algunos años más es que se sumarán a ellos los que no tienen bono de
reconocimiento, porque sólo han cotizado en este sistema. Pero la crisis ya
existe y desde hace tiempo. Lo que hará es agravarse”.
- Para decirlo sin ambages
¿cree que la única solución es volver al sistema de reparto?
“Pero, obvio. Sin la menor
duda. Si no, cómo vamos a aumentar al doble las pensiones. Porque si realmente
queremos resolver el problema, tenemos que duplicar el monto de las pensiones,
como mínimo, para igualar las pensiones del sistema público. Y la única fuente
de dinero para eso, es lo que los administradores y los grupos económicos se
están embolsando todos los meses. Cómo va a ser presentable que la gente no
tenga pensiones, mientras doce grupos económicos, entre ellos cinco que son
dueños de las AFP, se embolsan anualmente, en dinero contante y sonante, puesto
por los afiliados y el fisco, el 3,6% del PIB. Es un escándalo. Y más encima,
quieren más aportes. Quieren que los afiliados y el fisco pongan más dinero, y
que se aumente la edad de jubilación”.
-¿Usted los ve preocupados?
“Ellos piensan que tienen el
sartén por el mango, pero evidentemente no las tienen todas consigo. Ellos
saben que si cambia la situación política, y hay una nueva Constitución, esto,
junto con el cobre, son las primeras cosas que se van a terminar, porque son
tan escandalosas, que se tienen que terminar, como ya las terminaron en
Polonia, Hungría, Argentina y Bolivia”.
- Sin embargo, para que ello
ocurra en Chile, se requiere mayor presión social, y con esto quiere decir que
el problema, en último término, es político…
“Bueno, la resistencia en esto
es muy grande, porque la cantidad de dinero que se están llevando, es
descomunal”.
- Tan descomunal como la falta
de información. De hecho, no he visto ninguna referencia a este estudio en los
medios…¿Qué se debe hacer, a su juicio, para instalar el problema en el ámbito
político?
“Desde luego, hacerlo parte de
todo programa político. En el programa de la CUT, por ejemplo, este es uno de
los puntos. Esto no entró en el programa del próximo Gobierno, y esa es una de
las razones por las cuales la CUT no adhirió formalmente a la candidatura de
Bachelet, porque este problema, y los derechos laborales, no están incluidos en
el programa. Pero la CUT va a seguir presionando. Y como el problema es mucho,
y la paciencia es poca, lo que puede ocurrir aquí es que o se le da curso a
esto mediante una discusión constitucional que abra la llave para que estas
cosas se resuelvan, o el problema asumirá contornos impredecibles”.
- El sistema se implantó por
medio del Decreto Ley 3.500. ¿La solución no es tan simple como cambiar un
decreto ley?
“No porque tiene rango de ley
orgánica constitucional, y por tanto, exige quorum calificado, lo mismo que
para cambiar la propia Constitución”.
- Esto me hace pensar que
resolver esto, como la renacionalización del cobre y la reforma a la educación,
implica cambiar el paradigma o modelo de desarrollo…
“Resolver esto es lo más fácil
que hay, porque la cantidad de dinero es tan enorme, que bastaría que si
siquiera se le ponga el tapón completo a lo que se están llevando ellos, sino
que se cerrara un poco el espiche. Bastaría que se terminara con las AFP, y el
Estado, a través de una AFP estatal, se hiciera cargo de la administración de
todo esto, y ya se cerraría el espiche que equivale al monto del fondo de
pensiones; o sea, con cerrar las AFP, ya se podría duplicar el monto de las
pensiones, dejando todavía un chorro que yaya a los mercados financieros, cosa
que también debería taponarse”.
- ¿Y qué sensación tiene
respecto a la viabilidad del cambio de sistema?
“Creo que no sólo es
inevitable, sino que tiene que resolverse luego. Un país no puede tener a sus
profesores a sus jueces o a sus trabajadores calificados sin pensiones. No
puede discriminar a las mujeres y darles menores pensiones que a los hombres.
Las mujeres son el único grupo que se le discrimina por sus expectativas de
vida distinta. Si fuera por eso, las pensiones de los sectores de altos
ingresos deberían ser menores, porque su expectativa de vida es mucho mayor que
la que tienen las mujeres en relación a los hombres, o respecto al promedio de
la población”.
- ¿En qué fuentes se
fundamentó el estudio?
“En las cifras oficiales. Lo
único bueno que tiene este sistema son las estadísticas, que son maravillosas,
porque es un sistema que permite hacer un censo mensual de la fuerza de trabajo
real. El estudio tiene la siguiente metodología: son planillas de cálculo que
están en la red, y están enlazadas directamente a la fuente, de manera que
cualquier dato, por ejemplo que los subsidios público son tres cuartas partes
las pensiones pagadas, es posible rastrearlo hasta llegar a las fuentes
directas y públicas, principalmente la Superintendencia de Pensiones, que tiene
muy buenas estadísticas, magníficas. Tanto es así que esas ´lanillas se
actualizan en forma automática, porque tenemos el vínculo directo. Es decir,
google va a mirar la página de la superintendencia, saca el dato, lo elabora con
las fórmulas que le pusimos a esas planillas de cálculo y finalmente entrega el
dato, como el que acabo de mencionar”.
- ¿Y no le llama la atención
que nadie debata ni refute los datos del estudio?
“No, para nada. El silencio
representa la línea de menor costo y el mejor expediente para no difundir más
estos resultados. Ellos se mueven en esto de una manera completamente inmoral.
Por ejemplo, contratan “expertos” que hacen estudios que demuestran
teóricamente que las pensiones chilenas serían las que tiene las tasa de
reemplazo más altas del mundo, respecto del sueldo último, mejores que las
pensiones alemanas”.
- Pero eso es ridículo…
“Ridículo. Las cifras reales
muestran que una jueza que gana tres millones de pesos, a pesar de haber
cotizado toda su vida por el tope, sin fallar un solo mes, saca una pensión de
330 mil pesos, menos de la décima parte de lo que ganaba como activa. Esa es la
realidad. Ellos concluyen que la tasa de reemplazo es de un 80%. Y cómo lo
hacen: sacan un promedio de lo que saca la gente y lo comparan con lo que ha
aportado en los últimos diez años. Como es tan precario el empleo, y los dos
tercios de los chilenos cotiza un mes de cada dos, el promedio es
inevitablemente bajo, y eso lo comparan con la pensión que sacan. Y en la pensión
que sacan, incluyen los subsidios públicos. Y resulta que los subsidios
públicos para la mitad de las pensiones, representan el 73% de las pensiones
que reciben los afiliados. Esa es la seriedad con que se maneja esta gente.
Comparan subsidios públicos con contribuciones que on un mes sí y el otro no”.
- Me resulta difícil encontrar
una lógica detrás de este sistema, y más difícil aún explicarme como se
sostiene…
“La lógica es la de un sistema
de ahorro forzoso, que le saca dinero a los afiliados y al Estado, y lo inyecta
a los mercados financieros, los que se hinchan de plata, y algo de eso
chorrean. Algo de eso le llega a las empresas, y las empresas con eso
invierten”.
- O sea, un autorretrato del
modelo…
“Pero, claro. Esta es una de
las principales fuentes de la desigualdad del ingreso. En rigor, son tres las
principales fuentes de desigualdad. La primera, es el cobre, por supuesto. Lo
que se llevan las transnacionales en renta equivale, más o menos, al 9% del
PIB. Esas son las utilidades antes de impuestos. Esas son rentas, es decir,
dinero que nos pertenece a todos, porque proviene de un mineral que de acuerdo
a la Constitución, nos pertenece a nosotros. Después, vienen los intereses de
las tarjetas de crédito, los intereses de los créditos de consumo y los
intereses de las tarjetas de las casas comerciales, que en conjunto, representa
el 4,5% del PIB. Y la tercera fuente de desigualdad del ingreso es esta, porque
se lleva el 3,6% del PIB. Si sumas esos tres conceptos, tienes el 18% del
Producto Interno Bruto, que se está sacando a los trabajadores, y pasando a los
empresarios. Si ese 18% lo recuperas, la porción de la torta que hoy reciben
los trabajadores, que es 35%, según el Banco Central, subiría automáticamente a
53%, con lo cual la distribución del ingreso se normaliza, porque en los países
desarrollados esa proporción es del 60%”.
- Eso me parece promisorio,
desde el punto de vista de un nuevo modelo de desarrollo…
“Por supuesto. Basta resolver
estas tres cosas, y estás listo.
- O sea, en qué topamos…
“Exactamente”.
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