Estimados colegas:
Mediante esta carta quisiera manifestarles mi profunda preocupación sobre el escenario actual que vive la odontología en nuestro país. Nuestro gremio es una familia unida por muchos dolores, a los que se suma -en tiempos recientes- el peor de todos: la desregulación del escenario laboral y formativo que vive la profesión que amamos.
En las últimas semanas, una cadena nacional de clínicas dentales ofreció a través de un sistema de cupones -el cual retiene el 40% del valor en concepto de servicio- limpieza dental con profilaxis, destartraje y pulido coronario por un valor de 6.600 pesos chilenos. La “letra chica” de los cupones no recomienda tal tratamiento a aquellos pacientes con enfermedades periodontales, cuando -por el contrario- dichas intervenciones -por evidencia científica- son recomendadas para esos pacientes. Esta cadena registra 2.160 resultados en Reclamos.cl, por lo que aparentemente se podría dudar de la calidad de las prestaciones que brinda. Sumado a esto, son constantes los ofrecimientos de puestos de trabajo como “higienistas dentales” para cirujanos dentistas, o la venta en línea de “protectores para el bruxismo” a través del mencionado sistema de cupones. La precarización laboral corre con pies de gigantes megaprestadores. ¿Dónde está la reacción de nuestro gremio frente a comunicaciones como éstas que se suceden semana a semana? Por sumar algo más a este escenario, hoy, la mayoría de las escuelas de odontología en Chile no posee sus programas acreditados.
Contrario a lo que algunos piensan, nuestro gremio es poderoso, pero falta -por ahora- la capacidad de agrupar a los miles de cirujanos dentistas en torno a una idea o a un símbolo que nos identifique y nos convoque.
En la sección de beneficios y convenios del sitio electrónico del Colegio se menciona que “el aporte mensual se dirige al trabajo gremial de defensa de la profesión y además trae de vuelta una serie de beneficios. Esta política forma parte de lo que hemos llamado el Colegio 2.0, que busca acercar el Gremio a todos los colegas de Chile”. Al parecer, entonces, fui parte del Colegio 1.0. ¿Por qué hablo en pretérito? Porque luego de los planteos de la dirigencia en las Jornadas Odontológicas de Curicó en 2010, varios de los allí presentes comprendimos que el sentido de urgencia de los cambios para el mundo odontológico era una preocupación de los nuevos desempleados más que de aquellos representantes nacionales. Pese a la conversación, varios perdimos el encanto y estuvimos dispuestos a no recibir más la agenda del año, la cena de fin de año y el descuento de los seguros complementarios.
Siento que una cosa hace falta. ¿Cómo llegamos a esta situación? Conviene, para algunos, ampararse en la pérdida de la tutela ética de los colegios hace algunos años, pero con esa pérdida, ¿se perdió también la capacidad de deliberación y comunicación en los años 80, 90 y 2000? ¿Por qué la dirigencia de esos años fue testigo de la marginación de la odontología de FONASA y luego espectador de la proliferación de decenas de escuelas? La historia de nuestro gremio debería conocer a los responsables y evitar que actitudes como esas vuelvan a repetirse. Debemos conocer la etiopatogenia de la realidad contemporánea. La pasividad de nuestros predecesores nos agobia hoy y nubla el futuro.
Acabo de terminar de leer una columna del colega Jaime Acuña D´Avino -publicada el martes 1 de julio del 2014-, y coincido con él en el diagnóstico de nuestra problemática: la baja en la calidad formativa de hoy, el excesivo valor de los aranceles para nuestra formación de pre y postgrado, la sobreoferta desregulada de profesionales y la insuficiente cobertura de nuestra población. Además, es valorable que el colegio quiera ser más inclusivo con la reforma de estatutos 2015; sin embargo, al menos en lo comunicacional pareciera ser que el mensaje de la agrupación gremial es aún tibio.
Es importante para nuestro gremio no aglutinarse en defender sólo intereses económicos, sino que asegurar la calidad de la formación y de las prestaciones. Por eso, les hago un humilde llamado a empaparse y embarrarse de la problemática de hoy, a endurecer el discurso comunicacional y dejar el extremo cuidado propio del ámbito académico.
¿Dónde están hoy los políticos que han abrazado los problemas de nuestro gremio? ¿Dónde están las propuestas de eventuales candidatos? Puedo haber buscado mal, pero -verdaderamente- no logro dar con ellos. Si estas letras llegan a alguno de ellos, desde aquí prometo votar por el primer político que proponga propuestas concretas al triste presente y nefasto futuro que se augura para nuestra carrera.
Contrario a lo que algunos piensan, nuestro gremio es poderoso, pero falta -por ahora- la capacidad de agrupar a los miles de cirujanos dentistas en torno a una idea o a un símbolo que nos identifique y nos convoque. El llamado a colegiarse no puede ser porque sí, faltan otros ingredientes. Estoy expectante y susceptible de volver a ser cautivado; cuando ese mensaje y esas acciones lleguen, reactivaré inmediatamente mi colegiatura, ya que -como ustedes- somos muchos los que queremos el bien de nuestra profesión. ¡Vamos por acciones más decididas!
Dr Cesar Rivera Martinez.
Cirujano Dentista
Diplomado en Educación Superior Basada en Competencias.
Magister en Ciencias Biomedicas mención Patología Oral(UTALCA)
Estudiante de Doctorado en Patología y Medicina Oral (UNICAMP)
Académico de la Universidad de Talca .
http://www.cesarrivera.cl http://www.elquintopoder.cl/salud/carta-abierta-al-colegio-de-cirujano-dentistas-de-chile/
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