martes, 26 de abril de 2016

Dr. Sergio Cousiño M. Consejero Nacional CCDCH Don Patricio siempre entendió los cargos públicos eran para servir y no para servirse de ellos,tiempos actuales creo que ese es su gran legado


Presidente PATRICIO AYLWIN AZOCAR
Dr. Sergio Cousiño M.
Consejero Nacional CCDCH





Estos días hemos escuchado alabanzas a Patricio Aylwin y también duras críticas de algunos sectores, todas las personas tienen luces y sombras en su vida, el ex presidente también. Algunas de las críticas que he escuchado pueden tener fundamento, sin embargo otras ninguno. Por esta razón me animé a escribir estas líneas de la relación que tuve con él durante mas de treinta años.

Conocí a Don Patricio Aylwin a principios de los años 80, mucho antes de ser Presidente de Chile, en ese entonces ni siquiera tenía la menor intención de llegar a serlo. Estoy convencido que Don Patricio nunca tuvo esa aspiración, más le habría gustado ser Rector de la Universidad de Chile que ser Presidente de Chile. Tal vez por esta razón, fue muy cercano a varios de quienes éramos Presidentes de Centros de Estudiantes de la Universidad de Chile en esa época y nos brindó su apoyo en la refundación de la Fech.

La fundación de la Universidad de Chile en 1842 es, sin duda alguna, uno de los hitos más significativos de la naciente República. Pocas instituciones de carácter público han sido tan decisivas para la definición de la identidad de una nación, como la Universidad de Chile respecto de nuestro país. Representa en sí uno de los más claros actos de autodeterminación, al situar en el saber y la enseñanza pública el eje articulador del país que comienza a construirse. Don Patricio lo sabía, y de alguna manera nos lo transmitió a nosotros, dejándonos clara la responsabilidad que teníamos. La dictadura del general Pinochet había hecho todo lo posible para destruirla, la veía como una amenaza.

Recuerdo muy bien una reunión a la que lo invitamos en la casa de uno de los dirigentes estudiantiles de esa época, (muy cerca de su casa en Arturo Medina), fue un sábado en la tarde, llegó con el ex Rector Edgardo Boeninger, conversamos hasta cerca de la 18 horas. Boeninger y Don Patricio nos hablaron de los aciertos y los errores que había cometido la antigua Fech, aconsejándonos para que no los volviéramos a cometer nosotros. La reunión terminó en un torneo de ping pong, donde el ex rector mostró sus dotes, costo mucho derrotarlo y sacarlo de la mesa, a pesar de ser mucho mayor que nosotros, nos derrotó prácticamente a todos.

Durante los años 80 compartí con bastante regularidad con Don Patricio, vivíamos relativamente cerca y trabajábamos bastante cerca también. Cuando salía de mi primera consulta en el centro de Santiago, muchas veces me encontré con él, como vivíamos cerca se ofrecía para encaminarme a mi casa, en ese tiempo yo no tenía auto, andaba en micro. En esos viajes manteníamos largas conversaciones sobre distintos temas de la vida nacional, siempre me parecía interesante escucharlo y aprender de su experiencia, hablaba tanto de sus aciertos, como asumía también sus errores históricos.

Cuando fue electo Presidente de Chile, después de la negociación para la transición, negociación que ninguno de los que verdaderamente tenían aspiraciones presidenciales quiso llevar, ya que pensaban que quien las llevara “saldría quemado” y transformado en un “fósil político”. Don Patricio asumió esta misión y para mala suerte de los otros, no salio quemado, al contrario salió potenciado y terminó siendo electo Presidente de Chile.

Siendo Presidente lo vi un par de veces, una de ellas fue por atención profesional, el se atendía desde toda la vida con su sobrino, el Dr. Domingo Godoy Aylwin, quien me solicitó lo asistiera en esa ocasión. La seguridad presidencial había tomado posesión de la consulta de Domingo el día anterior, ambos para poder ingresar tuvimos que mostrar nuestros carnets. Don Patricio se disculpaba reiteradamente con Domingo durante la atención, “mira los problemas que te estoy ocasionando” decía.

A la Sra. Leonor Oyarzún siendo Primera Dama, me la encontraba frecuentemente en el jumbo de Bilbao, haciendo sus compras como cualquier dueña de casa, lo único que llamaba la atención era un guardaespaldas que la seguía, lo que a ella le molestaba mucho, creo que nunca le agradó ser Primera Dama, lo asumía sólo por apoyar a su marido,

Cuando Don Patricio dejó de ser Presidente, volvió a ser mas visible, al menos para mí, me encontré con él en diversas situaciones, la última vez debe haber sido hace seis meses, algunas veces estuvimos de acuerdo, otras no tanto.

Estos días se ha hablado mucho de “el legado de Patricio Aylwin”, sin duda hay distintas visiones respecto a sus actuaciones políticas históricas, sin embargo nadie puede cuestionar que  en los Don Patricio siempre entendió los cargos públicos para servir y no para servirse de ellos,tiempos actuales creo que ese es su gran legado. Un hombre de clase media profesional, austero y sencillo, siempre amable con todo el mundo, estuvieran de acuerdo con él o no. En mi modesta opinión, ese ejemplo necesitan seguir no sólo los políticos chilenos, sino todos quienes están en cargos de representación, servir el bien público y no poner sus intereses personales por delante.

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