BBC mundo
Las
grietas del modelo chileno
Marcelo Justo
El discurso generó una fuerte respuesta de la oposición,
que cuestionó el manejo oficial de las estadísticas, el incumplimiento de
proyectos y la insuficiente inversión en infraestructura.
En medio de un debate con aroma preelectoral (habrá
comicios presidenciales en noviembre), algunas voces críticas afirman que las
grietas del modelo chileno van mucho más allá de estos matices.
Con números en la mano, el economista chileno de la Universidad de
Cambridge Jose Gabriel Palma, le dice a BBC Mundo que el modelo –sea
conservador o de la
Concertación – pende de un hilo: el precio del cobre.
"Si en 2012 el precio del cobre hubiese vuelto a su
nivel preboom,
antes de 2003, el déficit de la balanza de pagos hubiera sido del 18% del PIB
(Producto Interno Bruto), bastante superior al que hubo en 1981 (13%), o en
1982 (9%), la época de la gran crisis chilena. En otras palabras, en 2012 el
país gastó casi US$10.000 millones más de lo que tenía", precisa Palma.
La balanza de pagos, considerado el mejor indicador de
sostenibilidad económica, pasó en los últimos años de un superávit de un 5% a
un déficit de un 4%: el excedente de US$3.200 millones de hace tres años se
convirtió en un déficit de US$9.500 millones.
El mismo modelo, el mismo vicio
La mirada es distinta desde los centros de poder mundial
que siempre destacan la continuidad y previsibilidad del modelo chileno. El
país sudamericano apenas ha variado las palancas clave de su política económica
desde el gobierno militar de Augusto Pinochet.
El regreso a la democracia mantuvo el mismo modelo
económico con un "rostro humano", expresado en el mayor gasto social
que permitió una caída del 40% al 15% de los niveles de pobreza.
"El sector público y el privado, el Banco Central y
su política monetaria, el sistema impositivo regresivo, funcionan con las
mismas reglas de juego que antes. Las regalías a la minería son un ejemplo. El royalty que inventó el
presidente Ricardo Lagos para la minería es un chiste: equivale al 2% de las
utilidades de las mineras", afirma Palma.
Este modelo no ha podido superar una maldición que parece
perseguir a muchos países de América Latina, sea socialistas (Cuba), estatistas
(Venezuela) o de libre mercado (Chile): la dependencia de las materias primas.
Esta dependencia (en Chile el cobre representa casi la
mitad de sus exportaciones y un 25% del PIB) ha sido bautizada con un término
genérico, la "enfermedad holandesa", por el impacto negativo que
tiene sobre la vida económica.
"El sector público y el
privado, el Banco Central y su política monetaria, el sistema impositivo
regresivo, funcionan con las mismas reglas de juego que antes"
Jose Gabriel
Palma, economista chileno de la
Universidad de Cambridge
Pero según Gabriel Palma, el presidente chileno José
Manuel Balmaceda en el siglo XIX y su uso del salitre son un ejemplo de que un
recurso natural no es necesariamente una "maldición" económica.
"Balmaceda captó los excedentes del salitre y los
invirtió en capital físico y humano para general capacidades productivas que
tomen el lugar del recurso natural cuando este se desinfle. Con un impuesto a
las exportaciones de salitre que llegó hasta el tercio del valor, la inversión
pública se cuadruplicó en términos reales y la de educación se incrementó ocho
veces", dice Palma.
A su juicio, el Fondo de Estabilización Económico y
Social (FEES) creado en 2007 por el gobierno de Bachelet con un aporte inicial
de US$ 2.580 millones como fondo anticíclico (para la época de las "vacas
flacas") es un paso claramente insuficiente.
"Entre este fondo y las reservas del Banco Central
no dan ni para cubrir un año de importaciones. Sólo con una fuerte regalía de
las mineras se puede impulsar una alternativa económica real", asegura
Palma.
Las oscilantes materias primas
Así las cosas, el modelo está fuertemente expuesto a las
oscilaciones del precio del cobre que, como la mayoría de las materias primas,
se caracteriza por su volatilidad.
En los siglos XIX y XX, América Latina vivió innumerables
vaivenes en estos valores que llevaban de la bonanza a la malaria, de tirar la
casa por la ventana a quedar con las arcas vacías.
La plena incorporación de China e India al comercio
internacional pareció cambiar en este siglo el continuo deterioro de los
precios de materias primas del mundo en desarrollo en relación con los
productos manufacturados que exportaba el mundo desarrollado.
Pero la economía china y la india están desacelarándose,
algo que ya se ha visto reflejado en el precio del cobre, que ha caído en un
13% este año.
A lo que se suma otro factor tan estructural como la
incorporación de China e India y, según Palma, más importante en la
determinación de los precios de los productos: la hegemonía del sector
financiero mundial.
"Los precios de las materias primas o las alzas de
las bolsas no son un reflejo del desempeño de la economía mundial que se
encuentra sumergida en un semiestancamiento con sectores públicos endeudadísimos
y la eurozona en peligro", dice.
"La liquidez de estos mercados financieros los ha
llevado a apostar por estos productos, pero esas especulaciones son siempre
inestables, pasan de producto en producto, crean artificialmente burbujas para
luego reventarlas".
De estas burbujas puede pender el Chile que surja de las
elecciones