CARTA ABIERTA DEL PROF. JORGE NOGALES-GAETE EN RELACIÓN A LA V
Busqué sin resultado en los periódicos y servidores de noticias, mayores antecedentes sobre el escueto titular de la votación en la cámara de la modificación al Art. 52 de la LEGE (Ley General de Educación) que restituía el rango universitario exclusivo a un grupo de carreras de la salud. El titular mencionaba que la cámara de diputados aprobó la restitución para las carreras de Enfermería y Obstetricia y Puericultura, en tanto que voto negativamente respecto de: Tecnología Médica, Kinesiología, Terapia Ocupacional, Fonoaudiología y Nutrición y Dietética. Bien por las restituciones y muy lamentable por el voto negativo.
Creo importante partir diciendo que nuestro país requiere un desarrollo importante de la formación técnica, no es posible que el único destino de la formación media sea el ingreso a la universidad, pero eso no se relaciona con eliminar el rango universitario a determinadas profesiones que claramente lo requieren.
De los múltiples impactos negativos que significa la mencionada no restitución, los invito a reflexionar primero sobre uno de ellos, el que actualmente está en boca de todos como un valor necesario: la calidad de la educación.
Durante los últimos años hemos observado con asombro y decepción los problemas en los procesos de acreditación de las universidades y sus carreras, los que incluyen desde falta de cumplimiento de la ley hasta acreditaciones que están en investigación por riesgo de fraude académico. El caso más notorio en la opinión pública, pero no el único, ha sido la Universidad del Mar. A pesar de esto, el control de calidad de las universidades tiene el mérito de contar con un nivel de seguimiento público que ha desnudado los problemas y ha diferenciado niveles de calidad básicos, en contraparte con el de los Institutos de Formación Profesional (IFP), del que no sabemos prácticamente nada, y donde todos funcionan sospechosamente bien. Por eso resulta lamentable dejar profesiones de la salud, fuera del estándar del mejor control posible de calidad de educación superior. Para el caso de profesionales que luego tendrán la responsabilidad de ayudar en el cuidado y recuperación de la salud de personas, esto no es trivial.
Otro aspecto igualmente relevante es el nivel de sustento científico que requieren las profesiones de la salud, ámbito que es propio de las universidades. La investigación y generación del conocimiento, el análisis crítico del mismo, la rigurosidad de una fundada aplicación del conocimiento en la práctica clínica con un marco ético, hacen necesario, la restitución de estas profesiones la cautela formativa universitaria.
Por otro lado, los colegios profesionales de las carreas de la salud aludidas han enfatizado otras diferencias, además del control de la calidad y el estándar de sustento científico, entre la formación universitaria y de los IFP: la constatación de una brecha en el desarrollo disciplinar, una menor duración de los estudios con un currículo con pérdida del nivel de licenciatura lo que limita las posibilidades de integración a programa de postgrado y homologación internacional.
Esta situación y su mantención luego de la votación negativa en la cámara de diputados, es un ejemplo más de la falta de un marco conceptual de la educación superior de nuestro país que deja a las leyes del mercado una oferta de formación profesional sin claro control de calidad. En el futuro esto se traducirá en una generación de profesionales de una segunda categoría en las profesiones de la salud con menor reconocimiento laboral y económico, que frustrara los sueños y esfuerzos de desarrollo de muchos jóvenes y familias que en este momento reciben una señal que no hay diferencia para la formación en las carreras de la salud entre las universidades y los IFP, ya que ambos entes las pueden formar por igual.
Es claro que este problema trasciende a las carreras de la salud, y que el tema del requisito de la Licenciatura para obtener el Título Profesional, es algo que hay que revisar caso a caso, pero también hay que revisar la situación en su conjunto. En un momento donde se habla de reforma de la educación, este es un punto a tratar.
La justa restitución del rango universitario exclusivo para las carreras de Enfermería y Obstetricia y Puericultura, hace aún más incomprensible la situación de las carreras de Tecnología Médica, Kinesiología, Terapia Ocupacional, Fonoaudiología y Nutrición y Dietética, especialmente cuando todos incluyendo médicos, participamos cotidianamente como profesionales en un equipo de trabajo que requiere de un nivel de colaboración y respeto interpares.
Prof. Dr. Jorge Nogales-Gaete
Facultad de Medicina
Universidad de Chile
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